En estas noches eternas
de carencia de tus besos
las pesadillas se adueñan
de mis anhelos y mis sueños.
Estas noches que de tu cuerpo
el dulce calor ya no siento
errante inquieta el alma pierdo,
frío, y negro, y sólo muero.
Si no me alienta tu aliento
y de tu roce ya no me adueño,
si tu sueño dulce ya no velo
y ni palabra tuya ya me guía,
amarga me invade la locura,
y se me escapa el alma,
que sin la luz de tu alegría
avanzo en la niebla obscura,
y se me desvanece la vida...
Triste la recuperaré al alba
tiritando, helada y herida.